- Año: 2008
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La zona, un lugar donde se están construyendo autopistas con el fin de reducir el tráfico vehicular de la costa atlántica de Gaia, en realidad está dividida en zonas de reserva agrícola. Este es su estado en el plan de desarrollo, esto es lo que es; se establece dentro de la ley, manteniéndose así hasta que la ley se altere. La actividad agrícola es inexistente, a excepción de unas pequeñas parcelas de hortalizas.
El primer paso fue apartar la trama máxima de 300m2 permitida para construir. Doscientos metros cuadrados para residencia y cien metros cuadrados para posibles construcciones anexas, que yo consideraría apropiados para que un agricultor pueda construir una casa en tierras agrícolas, sin poner en peligro nuestra supervivencia como país tradicionalmente agrícola.
Esta era una tarea compleja y requirió de la participación de varias instituciones y reuniones con numerosos participantes. Pareciera una ardua tarea, pero no es necesariamente así. Para algunas personas, 200 + 100 es igual a 300; esto nos obligó a hacer algunas correcciones en lo que parecía matemáticamente obvio, porque no era así, al menos para algunas personas.
Como de costumbre, en este país, era sólo cuestión de tiempo, de tiempo perdido. La cuestión resolvió la aritmética y la oportunidad de construir de forma segura. El cliente buscaba una casa con un encargo que actualmente llenaba las áreas de construcción permitidas, lo cual fue muy útil; doscientos metros cuadrados de casa, además de un garaje y áreas de servicio que componen los cien metros cuadrados restantes.
Este fue el primer proyecto para una casa familiar, que diseñé para un cliente que no viniera de mi propio círculo de amigos, amigos de amigos, conocidos o conocidos de conocidos. La comisión se produjo como consecuencia de haber publicado mi trabajo en una revista de arquitectura. El encargo me lo dieron de una manera muy clara y bien definida: una sala de estar, una cocina, un pequeño estudio, tres dormitorios, un garaje y un área de almacenamiento, un buen uso del espacio exterior y privacidad.
La Casa Madalena y los elementos del encargo se organizaron en tres volúmenes. El volumen central, donde se encuentran las áreas sociales, el volumen al oeste con los tres dormitorios y dos baños, y el volumen o anexo, al este, que se caracteriza por la zona de garaje cubierto y el volumen de las áreas técnicas. La idea era diseñar una casa de una sola planta y, con excepción del estudio, que se encuentra sobre la cocina, todos los elementos del encargo se ubican en la planta baja.
El volumen central predomina en relación con los otros dos, siendo un volumen de dos plantas que contiene al estar y al comedor, con sus techos de doble altura. La disimilitud geométrica entre los volúmenes acentúa sus diferencias. Las conexiones entre ellas son hechas por volúmenes con geometrías similares. Opté por usar hormigón en bruto para los muros de carga, tratando de evitar el super-perfecto y tecnológico estilo japonés de hormigón que casi deja de ser hormigón.
El resto se rellena con madera con estructuras de cristal. Un método extraño de construcción, si se compara con lo que se hace comúnmente; algo que llevó a varias y curiosas especulaciones durante el período de construcción. Con la losa del piso y los muros levantados y aislados, aún sin un techo u otras plantas mientras se esperaba a los carpinteros para iniciar su trabajo, se parecía más a una escultura o una instalación de algún tipo. La especulación era que sería una nueva capilla o alguna otra cosa mal definida que imaginaciones prolíficas son capaces de inventar.
No, era sólo una casa que, con sus muros de hormigón en bruto, da la espalda a la urbanidad de la calle hacia el norte y se abre al disfrute del jardín, el sol, la luz y la privacidad que la tierra agrícola sigue ofreciendo. En el interior, los muros de hormigón dan a los paneles de yeso blanco y el pino de Riga que se utiliza estructuralmente en los techos, y de nuevo en los marcos de las ventanas, que también actúan estructuralmente.
El suelo está acabado en pizarra tanto en el interior como en el exterior para enfatizar una continuidad intencional. El estudio es el coro de la capilla que caracteriza a la sala de estar. El acceso a él, es a través de unas aparentemente extrañas escaleras torpes, que resultan ser sorprendentemente cómodas cuando se utilizan. Esta es la transgresión siempre deseable y la reparación en un mundo de reglas obtusas e inflexibles.
La Casa Madalena se encuentra cerca de la Playa Madalena, en lo que es un ambiente casi rural, por el momento; en espera de la urbanidad que cada vez más presuriza Vila Nova de Gaia.
